La única manera que mamachia conocía para poder hacer reaccionar al pequeño Omar del estado en que había quedado era llevandolo a la laguna encantada e invocar el espíritu que en ella habitaban para que volviera a hacer el milagro con su aliento, aunque sabía de las consecuencias que esto podía producir al hacerlo por segunda vez pero su dolor de abuela era mucho más fuerte, así que decidió llevar al niño al sagrado lugar.
Llegó al sitio cargando al pequeño en sus afligido brazos de anciana casi centenaria, se sentó en la orilla de la laguna prendió un tabaco y empezó a repetir las oraciones en el antiguo y olvidado idioma indígena, oraciones que le fueron enseñadas por su abuela y que ya habían perdido el significado pues ni ella misma sabía que significan aquellas palabras pero conocía del mágico efecto de ellas.
A los minutos de decir la magica oración desde la otra orilla de la laguna se acercaba un cúmulo de carrizos adornado con un flor, la laguna estaba vestida de hojas y flores de los árboles que lentamente se iban apartando lentamente al pasó del enorme cuerpo de aquella gigantesca serpiente que va asomando su cuerpo fuera del agua descubriendo los carrizos que no son otra cosa que los cachos de su cabeza mientras las hojas y los pétalos de las flores que flotaban en el agua se adhieren a las escamas del cuerpo de la serpiente que va subiendo sobre las aguas como sí volara llegando hasta el cuerpo del pequeño que esta en los brazos de la abuela; quien lo traía a ese sitio igual como lo hizo 5 años antes cuando preocupada mamachia porque el niño no caminaba ni hablaba, invocó igual que ahora a aquel espíritu ancestral para que respirara sobre el niño; llegando tan cerca como para soplarle su aliento provocando, como la primera vez, que el pequeño Omar se parara diciendo el nombre de la antigua diosa serpiente en el idioma aborigen.
Ese nombre no era conocido por mamachia y el duende quién ve la escena a pocos metros logró escuchar bien este nombre parecido al mismo nombre del pueblo.
Ese antiguo recuerdo había sido borrado de su memoria pero sus poderes le permitían vivir la escena otra vez trasformado en duende del tiempo. Ese día como en otros abuso de su suerte y sus poderes y se dejó ver por la serpiente, la cual al verlo entre los matorrales que rodeaban la laguna salió desde el agua elevandose hacia el cielo varios metros lanzándose sobre el, quién a causa del susto no hizo más que regresar en el tiempo y despertó de un brinco cayendo de su cama.
Volvió a su tiempo otra vez de un susto, despertándose el día de la conferencia en la cual sería homenajeado por su antigua casa de estudios. Había preparado un discurso diferente a otros.